Vamos a ser breves: Los Pitufos
hicieron su primera aparición en un cómic belga de una larga trayectoria
escrito por Pierre “Peyo” Culliford en 1958. La popularidad de esa
historia los llevó a obtener su propia publicación en cómic un año
después, generó una tonelada de mercancía, dos películas animadas en 1965
y 1976,
básicamente inventaron a los zombis y después vino la serie
animada de Hanna-Barbera la cual dominó las transmisiones del sábado por
la mañana durante una ridícula extensión de nueve temporadas.
Arriba: ¿A quién diablos le interesa?
Asumiendo que gastaste cualquier
cantidad de tiempo siendo un niño en los 80’s, lo más probable es que
hayas compartido alguna historia con los Pitufos. Aquí no es de
importancia si tú sientes algo de orgullo por ello… Estoy seguro
que todos estamos de acuerdo que la nueva película se ve jodidamente
horrible. Por eso, nos vamos a montar en la cresta de ese rencor
nostálgico directamente hacia la mágica aldea de los juegos y recordar el
aporte que los Pitufos dejaron al entretenimiento digital. Pienso que
encontrarás que uno y cada uno claramente se ajusta como atroz precursor
de la nueva caca que Hollywood está a punto de presentar en la pantalla
grande a nivel nacional.
Smurfs: Rescue from
Gargamel’s Castle | 1982
Justo saliendo de la puerta, el
primer juego de los Pitufos de la historia salió al mundo con un
definitivo e hilarante tropiezo. Mientras niños en todas partes
revoloteaban por todos lados tratando de conseguir todo relacionado con
los Pitufos Y tenían acceso al emergente mundo de los videojuegos,
Colecovisión aprovechó y realizó uno de los juegos menos intuitivos y más
frustrantemente difíciles de la historia de los videojuegos.
Supongo que cuando mides una o dos pulgadas de alto TODO tiene potencial
para ser letal; y por todos los cielos, esa fue una noción que aprovechó
el juego de Rescue from Gargamel’s Castle. Los murciélagos te matan, las
cercas te matan, HOJAS DE CESPEN te matan.
Arriba: ¡Cuidado con el Césped Mortal!
La única habilidad en tu arsenal para
superar los ahora nefastos obstáculos de la vida diaria era saltar,
habilidad que Coleco hizo una de las más confusas y poco intuitivas de
todos los tiempos. La única manera de saltar cosas era primero realizar un
salto vertical, y después realizar un segundo salto hacia delante para
avanzar. Como si eso no fuera suficiente como para enviar suficientes
niños llorando hacia los brazos de Shirt Tales, había un glitch en el
último cuarto que hacía que Pitufina apareciera topless haciendola ver
como
toda una Pitufal Pitufa en un momento para nada intencionado.
Smurfs Paint
N Play Workshop | 1984
¡Lección aprendida! Si no eres capaz de crear un juego que los niños sean
capaces de jugar, realiza un juego que los niños puedan crear ellos
mismos. Y eso es básicamente lo que hizo Coleco, siguiendo a su hilarante
intento de juego de plataformas ahora realizaron un juego que era un
espacio para el esparcimiento artístico que permitía a los niños crear lo
que fuera que ellos desearan (dentro de los parámetros legales de la marca
registrada de Hanna-Barbera, todos los derechos reservados).
En pocas palabras, ¡era como un libro
de colorear! Digo, asumiendo que tus libros de colorear requirieran de
estampas con la forma de enormes píxeles en vez de crayones.
The Smurfs |
1994-1997
¡OH, CIELOS! Los juegos para consola
habían encontrado sus piernas e Infogrames utilizó el poder de una docena
de consolas para lanzar algunos de los juegos menos destacables que el
mundo jamás haya visto.
Arriba: El Pitufo “Zombi” Negro de hecho aparece en la versión de NES, a
pesar de que Hannah-Barbera los había coloreado de púrpura en la
televisión en un acto cobarde de sensibilidad racial.
De acuerdo, puedes perdonar a la versión de NES/Master System, pero solo
tras compararlo con los sádicos estándares de los juegos de plataformas de
8-bits. La música era pegajosa y los niveles poseían una colorida variedad
– podemos conceder eso. Pero en este, estabas ampliamente indefenso y todo
lo que se movía significaba uno de los tres golpes que necesitaban las
pobres criaturas azules para morirse, quienes una vez más se aventuraban a
rescatar a los Pitufos secuestrados (¡eso nunca acaba!)
Arriba: La muerte puede venir de cualquier lado.
Por otro lado, las versiones para 16-bit
son una bestia completamente diferente – ¡Y por todos los cielos! –
alguien debió de haberse dado cuenta. Mientras la animación era más fluida
y de hecho más representativa de la caricatura que la audiencia americana
estaba olvidando rápidamente, esta no aprendió nada de la sádica versión
de Coleco.
Arriba: “¡HEY, GRACIAS COMPAÑERO! ¡No es como si nuestra continua
supervivencia estuviera en juego!”
Armado con otra ultra-fallida
mecánica de salto, todo era ridículamente letal nuevamente. No solo
inertes charcos de agua podían llevar al fin de tu existencia, sino que
compañeros Pitufos podían aparecer al azar y matarte durante tu
viaje para salvarlos.
Arriba: Es interesante mencionar
que el mayor pecado de la versión de Genesis fue robarse la batería de
Sonic the Hedgehog.